HOV 1897 09 07 2012
Columna
Reloj De Arena
“EL
ÚLTIMO… DE LOS GOBERNADORES”
Dice la sabiduría popular
que un enfermo cuando se va a morir, se mejora… El Valle ya tiene gobernador
después de cinco tentativas, en menos de cuatro años. Ubeimar Delgado llegó
empujado con los votos de la roída máquina de la “Unidad Nacional”, una minoría
electoral que se impuso ante otro aparato electivo más nuevo, pero con su
conductor en la cárcel.
Ubeimar no es hombre de
academia, es un práctico formado desde abajo y acostumbrado a hacer mandados, pero
con experiencia probada. Concejal de Cali en dos ocasiones, dos veces
Representante a la Cámara y una vez en el Senado, no necesitó ser profesional
para escalar al nivel de “padre de la patria” una evidente demostración de auto-superación.
Es un hombre del momento y encaja bien como baquiano en la sociedad que
vivimos. No es un sobreviviente como la mayoría de los vallecaucanos, es un
protagonista vivo y coleando.
El gobernador Delgado genera
confianza dentro de la estructura política actual, aprehendió a cumplir
compromisos, como se puede confirmar viendo el gabinete que acaba de nombrar,
casi todos sus secretarios vienen directamente de la clase política –son clase política-
así sea para cumplirle sólo a los 60.000 votos que aporto la “Unidad”. Esto me
recuerda a un viejo cacique político que en las postrimerías de su poder
municipal, logró incrustar como alcalde uno de los suyos, y luego con “cara de
palo” convocó a sus más cercanos y les dijo: “bueno socios, esta es la última,
de aquí… lo que hagamos”
Aunque fue elegido
democráticamente y su designación es legal (263.164 votos), es un regente ilegítimo,
sus votos representan sólo el 8% de la capacidad electoral
del Valle del Cauca, un gobernador sin votos. Eso no es problema mientras tenga
el manejo de los puestos burocráticos y de un billón y medio de pesos de
presupuesto por año, además del control y recursos de Acuavalle, de la CVC, la
Licorera, la Imprenta, Indervalle etc. Claro que el departamento tiene una
deuda aproximada de $ 550.000 millones, pero la gobernadora encargada despejó
el camino aplicando al Valle la Ley 550 (Ley de Quiebras).
Como en el film “El último
de los Mohicanos” pero al revés, la maquinaria política le asestó otro golpe cerrero
a las mayorías aumentando la indiferencia con la abstención, la verdadera “ganadora”
de los comicios con casi 3´millones de no votos, y mandando por el despeñadero al Voto en
Blanco con 132.536 votos dignos. Eso era todo lo que tenía la sibilina clase
política y dirigente para venderle a los vallecaucanos, un gobernador bizarro…
no había más, y es lo que seguiremos teniendo mientras no cambiemos las
costumbres políticas en Colombia. Ante tanta desolación triunfó la treta del
“menos malo” y volvió a perder el Valle. Solo queda esperar dentro de tanta
desesperanza un milagro, que Ubeimar se vuelva “bueno”, y trabaje por fin para
los vallecaucanos… La esperanza es lo último que se pierde.
Hernán Ordóñez
Valverde
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