domingo, 26 de septiembre de 2010

CONCEPTO N° 4 "LA CALUMNIA" Septiembre 2009


HOV 1747 13 09 2009.

ALCALDIA DE GUADALAJA DE BUGA

Atención: Consejo de Gobierno

E.S.D.

Asunto: CONCEPTO N° 4 - La Calumnia-

“Si te preparas para la venganza, cava dos tumbas, una será la tuya”

Después de los debates del viernes 11 de septiembre y sábado 12 en el Concejo Municipal, me convencí que debía aclarar ciertos rumores que circulan sobre mí en los corredores de la Alcaldía y el Concejo; los estaba tratando con oídos sordos porque los considero palabras necias, pero en política no es así, la mentira y la calumnia son armas cerreras, par de viejas feas desprestigiadas, pero vigentes. Sin explicaciones, pues mis amigos no las necesitan y mis enemigos no me creerán, pero mucha gente mala fuera de contexto puede armar un esbirro. Intento deducir ¿por qué?

Cuando un rumor a soto vocee en el vaho del chisme recorría el pueblo, mi abuelo Valverde decía en voz alta y clara ¡La mujer de Quién! sorprendidos paraban los siseos, a la luz el cuchicheo acaba. La fuerza del chisme es en volumen bajo, susurrante al oído, llegando por debajo en el comentario corrosivo del anónimo. No hay réplica, no hay defensa, son las balas del sicario moral. Expresiones como: ¡como así¡¡de ese tamaño es la cosa¡ ¡desde cuando¡ ¡si no sabía¡ ¡no jodas, no habían contado¡ pero ahí está, clavando la ponzoña y regando veneno.

El resentimiento de esclavos crea nuevos valores y éstos, en lugar de liberarlos del yugo, no hacen más que confirmar su sumisión. La pérdida de la libertad, las diferencias en el plato ajeno, el sufrimiento natural de contrastes en suerte y oportunidades, en belleza e inteligencia, hacen que hombres y mujeres muelan el resentimiento en la comparación, y no en la diferencia; en la pereza, y no en el trabajo, la ciencia y el conocimiento; en la mentira, y no en la crítica y el cambio; en la fealdad, y no en la belleza y la armonía; en la copia, y no en la imaginación y el arte; las diferencias las transforman en resentimiento, envidia, juego sucio y en el mal, que es el limbo de toda la podredumbre humana. Pero me interesa uno, resultado de la servidumbre y la subordinación, propio de cadenas y clases inferiores, la calumnia. Su origen está en la mentira, una poderosa “verdad” urdida en la oscuridad, una entelequia de la incapacidad, una “oda” de la impotencia, la caída del enemigo sin enfrentarlo, sin las consecuencias de la lucha, sin batalla, escaramuza sin nombre y puñalada por la espalda, almarada cobarde y morrión del miedo.

La calumnia como el terrorismo es arma del incapaz, y la víctima que siempre es mejor no puede defenderse. Como se defiende una madre y sus hijos, un vendedor, el dueño de un almacén, un mensajero, unos transeúntes de un bombazo colocado bajo las sombras del mal -imposible-, su efecto es la herida y muerte de inocentes. Como defiende la honra una mujer calumniada por otra, las otras, o el otro que en su incapacidad para dominarla, someterla y poseerla, o en la verde envida decide destruir el objeto que muestra su pequeñez y fealdad - imposible sin ayuda-, pues el efecto del atentado o de la calumnia llena el vacío sin fondo del morbo propio. El éxito de la calumnia está en las muchas y muchos que quieren oír eso y aunque es mentira, la duda queda.

Para mucha gente el sólo hecho de ser empleado público nos convierte en ladrones; un conocido me decía: hay doctor se metió usted a la política, la profesión más corrupta del mundo antes del crimen. Sé que es difícil, pero también la Política es el arte de servir y hacer estado, de consolidar una nación, de conducir los pueblos con dignidad y honor hacia un mejor mañana. “Calumnia calumnia, que de la calumnia, algo queda” arma favorita de traidores; la esperanza queda en las personas de bien que ven la mala intención, y no comen cuento. Y está el tiempo, que da la razón a la verdad, así sea en el último suspiro del amor imposible de Violeta, después de entregar las camelias, y muriendo en brazos de Alfredo -La Traviata (Verdi)-, o en Otelo de Shakespeare, cuando éste mata a Desdémona y termina suicidándose, todo por la calumnia; es la tragedia humana.

Arquitecto, Hernán Ordóñez Valverde.

Secretario de Obras Públicas e Infraestructura

No hay comentarios:

Publicar un comentario