sábado, 19 de mayo de 2012

“LA ALUMNA”



Columna Reloj de Arena

“LA ALUMNA”

Llega con afán y precipitadamente al momento de abrir la puerta del salón por parte de Marín, Calle, o cualquier otro guardia de seguridad; la mayor de las veces llega tarde y saludando con elegancia felina como si nada… ubicándose invariablemente en los pupitres de atrás cerca de las ventanas y a la diestra del profesor; se acicala con fervor de fémina coqueta después de haber sido saludada por todos en los caminos del campus y el hall de entrada al edificio. Apreciada por la mayoría de compañeros y profesores, llega incluso sin ningún pudor a utilizar la mesa del profesor y su asiento.

Cuando esta peculiar  alumna está inquieta revisa todas las ventanas, sale y entra antes de ubicarse cómodamente en su pupitre universitario, para luego relajarse hasta lograr una concentración profunda, pareciera ver sus pensamientos sintonizándose con las ideas del discurso de la cátedra y se colgaran en la estructura de razonamiento del profesor, se tensaran en las preguntas y se distendieran en las respuestas. Tengo entendido que asiste asiduamente a casi todas las clases, de todos los niveles, estudiante aventajada y dedicada como ella es raro ver, además de popular en la facultad, todos la saludan con cariño.

Impresiona para quienes no la conocen la atención que logra en clase: clases magistrales de los profesores de teoría de la historia, de filosofía, de la historia de las escuelas, de las ordenes mendicantes, de las identidades colectivas, del constructo de nación, la historia de la política, las divagaciones de la interdisciplinariedad y tansdisciplinariedad, la metodología, la estructura colonial, el i-mago, etc. todas estas hipótesis vertidas con la brillantes de sus exclusivos docentes, son verdaderas redes tejidas en la diatriba del pensamiento superior, y se convierten para ella en hamaca donde sus sueños se mecen, al ritmo del análisis.

Es bastante desprendida aunque no lo crean, quienes no la conozcan pensaran que busca el reconocimiento académico que le pueda entregar una universidad de alta calificación como la Valle, que esta buscando desesperadamente una graduación laureada, una beca en España, Francia o en el Canadá, en fin, que su dedicación y zalamería es para conseguir las mejores notas de los cursos, no, es por otra cosa, que no es una búsqueda altruista aclaro, no, es una búsqueda personal y egoísta, lograr la mayor concentración de sus sencillos pensamientos, arrullando su pequeña mente en un rincón de las poderosas ideas de los especialistas, magísteres y doctores que visitan la facultad de Humanidades. Su mayor objetivo, su más grande deseo después de comer bien y de ganarse los mimos de sus inmejorables amigos, es darse una buena siesta arrullada en las palabras de los profesores.

Cierta vez un profesor invitado intento hacerla salir de la clase después de haber llegado tarde -como siempre-, pero sus compañeros y compañeras de maestría abogaron por ella, y el catedrático español en pose de reconvención monacal y acento sevillano firme, señalándola con el índice derecho como si intentara clavar unas banderillas, atino a preguntarle lo más amablemente posible ¿ya habéis firmado? - la lista la asistencia-. Esta alumna o más bien asistente, logra acunarse en el ambiente etéreo tejido con las delicadas fibras del pensamiento, arroparse con el manto fino del discernimiento en el escaso y privilegiado lugar de los estratos más oligárquicos y segregacionistas que existe en la humanidad. Y todo para un solo fin, dormir clase. Si, dormir clase placidamente en el fondo del salón, cual felina privilegiada, acostada y enroscada hasta la cola, “mirringa mirronga, la gata candonga” diría Pombo. Nuestra mascota “Clío”, la gata gordita de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle en Cali.

Hernán Ordóñez Valverde

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